Todos los seres estamos compuestos por dos energías la masculina y la femenina que nos viene heredada de nuestros padres y antepasados.
Del padre adquirimos la fuente de energía masculina es decir la vitalidad para realizar lo que queremos hacer en la vida, la figura del padre representa la estructura, autoridad, seguridad, confianza, el posicionamiento.
De la madre adquirimos la energía femenina , proporcionando la capacidad de crear , de sostener, de cambiar y transformar la vida.
Cuando alguna de estas energías están en desequilibrio nos afecta en nuestro día a día así como en las acciones que realizamos, sin ser dueños de nuestras vidas.
Para equilibrar estas energías se hace un trabajo de seguimiento para regular tanto la parte derecha del cuerpo como la izquierda , así como técnicas en camilla y ejercicios para poder llevar al equilibrio esta dualidad.